NATURALEZA HUMANA – Himitian y Vallejos


El consumo y los costos socio-ambientales



Soledad Vallejos y Evangelina Himitian son periodistas y escritoras. Se desempeñan en medios gráficos y radiales. Autoras del libro Deseo Consumido – www.deseoconsumido.com


Evangelina Himitian:

  • Con respecto al consumo, nosotras hicimos una experiencia concreta, estuvimos todo un año sin comprar nada más que lo necesario, y fue una experiencia para conocer cómo es nuestra relación con el consumo. Apenas decidimos empezar esta experiencia, mucha gente se sintió interpelada por nuestra propuesta, como si en vez de proponernoslo a nosotras mismas, se lo estuviéramos proponiendo como un desafío a los demás. Y ahí nos dimos cuenta que nos habíamos metido con un tema que era bastante medular, que es el tema de consumo. El consumismo. Y nos dimos cuenta que no sólo consumimos, que no solo compramos lo que necesitamos, esa es una muy pequeña parte de todo lo que compramos. Compramos por muchas otras razones que no tienen sólo que ver con lo que necesitamos, sino más bien que muchas veces es una búsqueda de felicidad.

Soledad Vallejos:

  • Fuimos desarrollando el tema también por áreas y cuando llegó el momento de escribir el libro, a la experiencia personal, que veníamos escribiendo en un blog, sumamos la investigación. Entonces nos metimos un poco con los datos y con los números del consumo, y nos dimos cuenta en realidad ahí, que compramos hoy metidos en un sistema donde el consumo es mucho más que la compra para satisfacer una necesidad personal; sino que muchas veces, decimos con Evangelina, compramos y estamos atraídos por las promociones, por los descuentos, supuestos beneficios que nos hacen las tarjetas, los bancos, los supermercados o el que quiera que nosotros compremos; pero porque nuestro cerebro necesita sentirse ganador, y muchas veces esa acción de consumo hace que nosotros nos sintamos mejores, felices o que simplemente le ganamos al sistema. Porque en una promoción donde nos están haciendo un descuento, de un 2×1, de un 70% en la segunda unidad, de 12, 24 o todas las cuotas que sean necesarias, nosotros sentimos ahí que somos ganadores, porque algo supuestamente ahorramos, o algo pagamos menos de lo que costaba. Analizando más en profundidad y metiéndonos en el consumo de la ropa, que es por ahí lo primero que a la gente se le viene a la cabeza cuando uno habla de comprar, y la indumentaria es uno de los principales rubros que tienen que ver con el consumo de todos los días, o el aspiracional al menos; también nos dimos cuenta que ese ahorro supuesto que la gente que cree que no va a gastar, está metido ahí dentro, en ese mismo precio que pagamos.

Evangelina Himitian:

  • Obviamente que el nivel de consumo se aceleró en las últimas décadas, hay que tener en cuenta que tiempo atrás consumíamos mucho menos. Los números que nosotras incluimos en la investigación, hablan por ejemplo que en el tema de ropa pasamos de comprar 9 prendas al año, y dos décadas después pasamos a comprar más de 20 prendas. O sea, se duplicó el consumo. Y lo mismo pasa en el consumo de alimentos. O sea, comemos más, por eso hay un problema de obesidad, pero también tiramos más. Estamos en ese círculo de comprar y de ganarle de alguna manera al sistema. Si hay retracción de consumo, nos angustiamos. Pero esa huella que vamos dejando es nuestra propia huella. Y genera un efecto que tiene que ver con un impacto ambiental muy grande y un impacto social también, porque atrás de esas prendas que compramos a un súper precio, probablemente quien lo hizo, quien confeccionó esas prendas, vive en un país muy lejano y tiene un salario que no llega a los 35 euros y vive en condiciones de explotación o por ahí vive aca cerca nuestro, en el Bajo Flores, y también vive en condiciones de explotación. Entonces, eso que nosotros compramos de más y somos felices porque tenemos un súper descuento, alguien más está pagando la cuenta por nosotros. Y también tiene un impacto ambiental muy, muy grande. Un ejemplo que ponemos siempre nosotras es, las remeras de 2 dólares. Uno viaja al exterior y vuelve con esas famosas remeras de 2 dólares o de 1 dólar, y le cuenta a todo el mundo que se compró 15 de esas remeras súper baratas. Y la pregunta es cómo una remera puede salir 2 dólares o 1 dólar, porque para hacer una remera se necesitan casi 3.000 litros de agua, desde el cultivo del algodón hasta la producción final de esa remera. Esa remera viajó miles de kilómetros, generó un impacto ambiental enorme y sale 2 dólares. Bueno, eso que nosotros no pagamos, alguien más lo está pagando, y ese es el costo ambiental y social del consumo que nadie ve.