NATURALEZA HUMANA – Laura Mazzitelli


Luchar por la vida y luchar por el futuro



Laura Mazzitelli es vecina de la localidad de La Leonesa, a unos 80 km aproximadamente de la Ciudad de Resistencia, en la Provincia del Chaco. Afectada directa por las fumigaciones.


En marzo del año 2002, a mi hijo que en ese entonces tenía 2 añitos, le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda, un tipo de cáncer que afecta a la médula ósea. Su estado de salud era muy grave, por lo que decidieron derivarlo a la Ciudad de Buenos Aires, específicamente al Hospital Garrahan. Viajamos a Buenos Aires, donde mi hijo tuvo que realizar un tratamiento de quimioterapia por el término de dos años. Fue muy estresante. No me salen las palabras para explicar lo que sentí, era como que mi vida se derrumbó en un minuto. Ese tratamiento fue muy agresivo, había días en los cuales Iván parecía que se quedaba sin fuerzas, sumergido en un terrible dolor que tomaba todo su cuerpito. No sé, se internó tantas veces que ya perdí la cuenta de cuántas veces estuvimos allá. Vivíamos en el hospital.

En una de esas internaciones, se acercó un médico y nos preguntó a mi esposo a mí si vivíamos en una zona rural donde se producía con transgénicos. Y sí, en esa zona se fumigaba. Yo no sabía, nunca había escuchado la palabra transgénicos, no sabía de qué me estaba preguntando el médico, así que cuando pude empecé a averiguar qué era lo que me preguntó el médico. Me quedó la duda sobre transgénicos y sobre las fumigaciones. Cuando volvimos al pueblo, luego del tratamiento, comencé a investigar y efectivamente detrás de mi casa, a dos cuadras, había una arrocera que producía con paquete transgénico. Siempre se veía un avión que fumigaba, un aeroplano que volaba bajito y se lo veía perfectamente del patio de mi casa. Nosotros salíamos atrás y le mostrábamos a Iván cuándo pasaba el avión, desconociendo totalmente que ese avión fumigaba. Siempre comento que me siento culpable por ignorar, por no saber lo que pasaba a dos cuadras de mi casa. Siento como que no supe protegerlo a mi hijo por desconocimiento, después digo “no fue mi culpa”, fue la culpa del Estado que no controló, que permitió que un productor se asentara allí sin un informe de impacto ambiental, sin tener en cuenta que había una población, sin tener en cuenta toda la flora y fauna que existe ahí en la zona, la geografía, los espejos de agua. No tuvo en cuenta nada, no se tuvo en cuenta nada. Y este productor fumigó violando todas las leyes locales, provinciales y nacionales. Por tal motivo, presentamos un recurso de amparo para prohibir las fumigaciones aéreas que se realizaban en la zona, ya que nos afectaba por aire y también contaminaba una represa de la cual la empresa provincial Sammer distribuía agua potable a la población. O sea que nuestra condición era muy grave aquí en la zona. Nos movilizamos, comenzamos con mi esposo a informar a la población. Hicimos reuniones, hicimos marchas, hicimos charlas, invitamos a los vecinos. Aparte hicimos denuncias, peticionamos al gobernador de ese entonces que era Capitanich, debo aclarar que nunca se interesó, no le importó nada. Así que nos ayudaron organizaciones que estaban involucradas en medio ambiente. Comenzamos a hacer censos y vimos que era alarmante los casos de cáncer en la población, era abrumador, eran muchos casos de cánceres, malformaciones, afecciones cardíacas, afecciones respiratorias y en la piel. Hay informes sobre todas estas enfermedades en la población, los cuales quisieron esconder pero no pudieron, porque salió reflejado a la luz los casos que habían, no se podían esconder. Era imposible. Así que nosotros luchamos, presentamos una medida cautelar que están trabajando en eso, y venimos desde 2009, que se hicieron las denuncias, hasta la fecha, venimos luchando, para que este productor no siga contaminando el suelo, el aire y el agua.