NATURALEZA HUMANA – Carlos Merenson


Los incendios intencionales y la biodiversidad que se pierde



Ingeniero forestal, casi toda su tarea profesional la desarrolló en el sector público desde la creación de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano de la Nación. En la actualidad es Director Nacional de Biodiversidad. – www.laereverde.com/carlos-merenson/


Respecto a la problemática de incendios forestales, también podríamos hablar de incendios de campos, pastizales y bosques. Nuestro país tiene una larga historia organizativa en cuanto a la prevención y combate. Se remonta al ex Servicio Forestal Nacional que se creó en la década del ’40 cuando se promulga la ley 13.273 de defensa de la riqueza forestal, ahí se crea el Servicio Forestal Nacional. En ese momento no se hablaba de manejo de fuegos sino de prevención y lucha. Y esa es una diferencia importante, porque el fuego es un elemento que está en la Naturaleza
y que forma parte de la dinámica y de la evolución de los ecosistemas; muchos ecosistemas evolucionan en base al fuego.
El problema son aquellos fuegos intencionales, los que tienen origen antrópico. Allí nos encontramos con una problemática seria, que tiene una particularidad que se destacó siempre, en la que ocurren, por ejemplo en los bosques andinos patagónicos, porque son ecosistemas muy carismáticos, por las bellezas paisajísticas, porque hay poblaciones que viven en toda la región. Pero quizás no sea en extensión los mayores y más nocivos incendios, porque en el Parque Chaqueño hemos tenido enormes incendios que han pasado totalmente desapercibidos. Los motivos causales de los incendios son muy variables. Hay un pequeño porcentaje de incendios accidentales, pero el gran porcentaje es intencional, son incendios que tienen una heterogeneidad de causas muy grandes. Por ejemplo, hay algunos en el sur que se queman en áreas de parques nacionales para tener leña disponible en el invierno; hay otros incendios intencionales que se realizan con el objeto de motivar un mercado del combate y control de incendios forestales; hay otros que tienen fines inmobiliarios; por ejemplo la presencia de determinados bosques no permitiría emprendimientos inmobiliarios, entonces se optan por incendiarlos. Está el avance de la frontera agrícola ganadera en base al fuego, y ésta quizás sea la más nociva, donde el bosque directamente ya ni se lo aprovecha, se lo prende fuego para después pasar con la topadora y habilitar las tierras al cultivo. Además hay dos ingredientes que están agudizando este problema, que son el proceso de cambio climático que cambia dramáticamente las condiciones ambientales, climáticas y favorece la ocurrencia de incendios; y la entrada de un sector foresto-industrial con especies exóticas, que son introducidas en áreas muchas veces de bosques nativos, y que son fuente de combustible que no estaban presenten en la naturaleza. Entonces estas son verdaderas bombas de tiempo. Uno de los síntomas de no adaptación de un cultivo con destino industrial es justamente la fragilidad frente a los incendios. Desde ya, la de enfermedades, etc., siempre están presentes.
O sea que es un universo complejo. En determinado momento se creó el Plan Nacional de Manejo del Fuego, me tocó a mí crearlo. Yo en ese momento era director de Recursos Forestales Nativos en los años ’90. Y en ese momento pudimos reconstruir lo que existía originalmente en el Instituto Forestal Nacional que después de su disolución había quedado vacante absolutamente. Entonces a partir de esos momentos se empezó a estructurar el Plan Nacional de Manejo del Fuego con un esquema modular por el cual el responsable primario era el encargado de la prevención y primer ataque, y la Nación intervenía en el caso que se desbordara la situación. Incluso había una etapa intermedia regional. Funcionó con claros y oscuros, no es muy simple, es muy costoso, requiere medios aéreos sin que sea la panacea, porque muchas veces se piensa nada más que con aviones se resuelve el tema. En la actualidad cambió también drásticamente porque fue sacado del área de la Secretaría de Ambiente y pasó al Ministerio del Interior; puede que el sistema así tenga algunas ventajas, habrá que ver cómo funciona, lo concreto es que los fuegos intencionales, descontrolados, son de terrible consecuencia para la biodiversidad en general, no sólo para los bosques. Y hay que tener en cuenta que hay ecosistemas que una vez que pierden su cobertura, su arboleda, después es casi imposible recomponerla.