NATURALEZA HUMANA – Cecilia Alem


La Ley de Basura Cero y los negocios de la incineración de residuos



Cecilia Alem es socióloga, trabaja en temas de ambiente, específicamente en el manejo de residuos hace más de 15 años. Forma parte de la Coalición Ciudadana Anti-incineración y de la Alianza Global por alternativas a la incineración, e integra el Consejo de Administración de Salud sin daño. – www.facebook.com/noalaincineracion


La Ley de Basura Cero es la ley n° 1.854 de la Ciudad de Buenos Aires y es la ley que determina el manejo de los residuos sólidos urbanos en la ciudad, y vino a plantear una alternativa de manejo de residuos ante lo que era el modelo antiguo, que de alguna manera persiste hoy, del enterramiento indiscriminado de residuos sólidos urbanos. En ese contexto, había notoriamente una crisis de los rellenos sanitarios, habían salido a la luz algunos casos de contaminación y de problemas de salud en zonas aledañas a rellenos sanitarios, y ante eso hubo una propuesta por parte de la sociedad civil liderada por la organización Greenpeace de presentar un modelo alternativo de manejo de residuos que no sea basado en la disposición indiscriminada de residuos sólidos urbanos, sino en un modelo distinto. Ese modelo se concretó en la ley llamada Basura Cero, y la ley persigue el concepto de basura cero. Lo que el concepto de basura cero apunta es a reducir progresivamente los residuos, la disposición final de residuos, creando para ello una serie de políticas destinadas por un lado, a generar menos residuos y, por otro lado, a garantizar que todos los residuos que se generan tengan algún circuito de aprovechamiento ambiental y sanitariamente sostenible. Entonces la ley de basura cero establece en primer lugar un cronograma de reducción de la disposición final de los residuos en el relleno sanitario, estableciendo metas puntuales para el año 2010, 2012 y 2017, va estableciendo un cronograma para llevar cada vez menos residuos al relleno sanitario. Y por otro lado, establece una serie de medidas, una batería de medidas para separar los residuos en origen, que es la clave de todo buen plan de manejo de residuos, para aprovecharlos a través del compostaje, a través de la compra por parte del Estado de materiales hechos con insumos reciclados, etc. Establece también una medida para extender la responsabilidad de los productores por los artículos que fabrican y ponen en el mercado. Es decir, es una ley que apunta a revertir el modelo tradicional del manejo de residuos, de esta idea de que sólo se le presta atención a la basura una vez que se genera; y lo que apunta el concepto de basura cero plasmado en la ley, es a mirar el todo, a mirar desde antes que se genere la basura, y empezar a ver un cambio de paradigma de pasar de una economía lineal, donde se extraen recursos naturales de la naturaleza, se utilizan, se consumen, se desechan y se tiran en algún lugar, o se queman o se incineran, a pasar a un modelo que ahora se le llama la economía circular, que implica que se haga el aprovechamiento máximo de los materiales que se extraen de la naturaleza y se haga un uso racional de esa capacidad que tiene la naturaleza de darnos recursos, digamos, que no se extraiga de la naturaleza más de lo que la naturaleza puede reponer. Esa es un poco la filosofía y el objetivo macro del concepto de basura cero. En la Ciudad de Buenos Aires, la aplicación de la Ley de Basura Cero ha sido muy pobre. Las políticas que se han tomado, en general, han sido erráticas, no han sido consistentes, no han sido sostenidas en el tiempo.


El sistema para que la gente saque a la calle sus reciclables ha cambiado muchísimas veces, entonces no es claro para la gente cómo sacar los reciclables que separan en origen, y esos sistemas cambian con cada cambio de funcionario. Ha habido muchos cambios de la cartera de la dirección de reciclado, también ha habido una falta de inversión en la infraestructura para la recolección diferenciada y para el procesamiento de los materiales reciclables. Tampoco ha habido políticas destinadas a recuperar los residuos orgánicos. El factor ahí, es que el gobierno no lo vea como un negocio el fabricar compost a partir de los residuos orgánicos. Entonces ha habido muy tardíamente alguna estrategia para tratar los residuos orgánicos pero a escala muy baja. Los residuos orgánicos es la mitad de los residuos que se generan en la ciudad y hoy no se tratan, o se tratan muy poco. Tampoco ha habido políticas destinadas a reducir el consumo y la generación de los residuos. Lógicamente esas políticas son más difíciles de aplicar, pero la ley lo contempla. La ley contempla la responsabilidad extendida al productor, la ley contempla una normativa, contempla que los productores se hagan cargo de los envases y de los residuos que generan sus productos, y eso nunca se cumplió. Es decir que lo que ha habido no es una falencia de la ley sino de la aplicación de la ley, y los motivos son varios. Por un lado, políticas públicas que requieren una ley como la de basura cero son políticas públicas que tienen que ser de fondo, que tienen que ser sostenidas en el tiempo, y tienen que ser de largo plazo, y los esquemas de administración que han pasado por la Ciudad de Buenos Aires, no lo han visto así, han cambiado las políticas con cada cambio de gestión, así es muy difícil poder avanzar en un mismo sentido. Y por otro lado, hay intereses creados alrededor de la disposición final de los residuos, o sea, a través y a partir de las tecnologías de tratamiento finalistas que captan los residuos una vez que están generados, que evidentemente están instaladas en la ciudad y establecidas, hacen más difícil poder cambiar ese sistema. Hace unos meses se conoció a través de los medios el proyecto del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de la Provincia de Buenos Aires, junto con CEAMSE, para instalar incineradores de residuos en el área metropolitana de Buenos Aires. Hasta ahora no ha habido un anuncio oficial del proyecto completo, pero sí ha circulado alguna información en los medios que habla de siete incineradores en el área metropolitana de Buenos Aires, y el Poder Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires presentó ante la legislatura un proyecto de modificación de la Ley de Basura Cero que apunta en su esencia a habilitar la incineración de residuos como una opción para el manejo de los residuos. Algo que la ley ha prohibido, justamente porque el concepto de basura cero apunta a aprovechar al máximo los materiales que se utilicen y a reducir el uso de materiales, y la incineración va en contra de esta premisa. La incineración lo que hace esdestruir materiales que si tuvieran detrás un circuito de aprovechamiento, podrían ser aprovechados. Y la incineración de residuos es una tecnología, una práctica también de manejo de residuos que literalmente quema los residuos a altas temperaturas y como producto de esa quema, libera emisiones al aire. Tiene emisiones sólidas que son cenizas y puede generar energía eléctrica o calórica si está conectado a un sistema de generación de energía. Es una tecnología que se usa hace muchos años, en Argentina hay incineradores de residuos peligrosos y de residuos hospitalarios, que no son del tipo de los que generan energía, pero son incineradores. Las experiencias con esos incineradores son nefastas. Ha habido cualquier cantidad de casos de emisiones incontroladas, de mala disposición de cenizas, denuncias de los vecinos de vuelcos clandestinos, de emisiones de humo negro por las noches, esto sucedía desde los ´90 y también sucede hoy con los incineradores que funcionan en la actualidad, lo cual indica que los controles para esos incineradores no están funcionando, y también que el funcionamiento de esos hornos no es sencillo, y es común que haya irregularidades en su funcionamiento. Entonces, la incineración incluso de los hornos más modernos que son los que se señalan, que funcionan en Europa, tienen emisiones de contaminantes al aire, porque emiten, generan compuestos orgánicos persistentes en el propio proceso de incineración. Hay un debate sobre la liberación de nanopartículas, que son partículas que escapan a los filtros de los incineradores por su tamaño y también escapan o atraviesan los filtros que tenemos nosotros en el cuerpo para prevenirnos, del ingreso de partículas ajenas, y esas nanopartículas pueden arrastrar compuestos tóxicos para la salud. Esas emisiones no son detenidas por los incineradores más modernos, y también hay una emisión de cenizas que en general no se tiene en cuenta, y por eso hay una cantidad de casos de mal manejo de cenizas en todo el mundo, inclusive en Europa. Y es un tema de gran preocupación sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires, que la Ciudad de Buenos Aires no tiene dónde disponer cenizas porque no tiene dónde disponer residuos peligrosos. Y la provincia de Buenos Aires prohíbe el ingreso de residuos peligrosos a su jurisdicción, así que tampoco sería una opción llevarlas a la provincia de Buenos Aires.

Entonces, lo que sucede en un incinerador es que ingresan residuos comunes, que usamos cotidianamente y que se podrían reciclar, y una vez que ingresan residuos comunes se emiten residuos peligrosos que necesitan recibir un tratamiento o una disposición adecuada a ese tipo de residuos, por lo tanto no son la solución al problema de la basura.