NATURALEZA HUMANA – Matías Ahumada


La otredad como un proceso constitutivo



Matías Ahumada es Profesor de Filosofía en nivel secundario, superior y universitario. – www.facebook.com/Sentipensar-América-Filosofías-nuestroamericanas


Es necesario reflexionar desde nuestras culturas, desde nuestras identidades complejas, no quedadas en el tiempo, no idealizadas o cerradas, sino al contrario, todo el tiempo en transformación, interpeladas, también arrasadas por los procesos de globalización, por el desalojo de sus tradiciones, de sus lugares concretos. Necesitamos reflexiones desde la filosofía que hay en América o en nuestra tierra para pensarnos y para senti-pensarnos, también desde el corazón ¿no?, porque no es solamente una actividad mental. En la formación básica nuestra, lo que se llamaba el pensamiento latinoamericano, en gran medida era solamente una reproducción de la ideas de las élites, ciudadanas, blancas, que invisibilizaban a ese otro mestizo, oscuro, pardo, como dice Rodolfo Kush, que plantea la perspectiva “geocultural”, que quiere decir, que la forma en que nosotros somos y pensamos, está ligada directamente a la tierra que pisamos. Nosotros somos mezcla de distintos lugares, y en esa mezcla siempre pesó mucho más la herencia colonial. También en nuestra formación el pensamiento europeo, el pensamiento occidental, es lo que tiene mayor valor, hasta el punto de que lo que se empieza a mostrar como saberes nuestros, o no son considerados filosofía, o no son considerados conocimientos, o no son valorados como tales. Así que es un camino de resistencia y de re-existencia, reflexionar desde nuestras culturas.

En esta perspectiva geocultural situada, encontramos los aportes de los saberes de los pueblos originarios, de las filosofías afroamericanas, donde hay una relación, hay un modo de relación con ese otro, que sería, si se quiere desde Occidente, llamado “la naturaleza”, como un ida y vuelta, o una especie de red, que nos saca de eje constantemente a nosotros como sujeto activo y punto de partida de las relaciones. Quiero decir, así como nosotros habitamos el mundo, el mundo nos habita, nos traspasa; la Naturaleza no es una cosa que está ahí fuera de nosotros, sino al contrario, es una inmensa entidad viviente. Dicen en sus diferentes expresiones los pueblos originarios, por ejemplo, en el mundo andino con la idea de “Pacha”, o en el mundo mapuche con ese concepto hermoso de “Nehuén”, donde todo es una energía vital. Ahí hay una mirada mucho más compleja sobre la realidad o las realidades, y que incluso es urgente para nuestro tiempo, que está signado por este despojo de los sujetos humanos sobre sus otros, esos otros que me atraviesan, que también soy yo y yo soy ellos. Esta idea de pensarnos o sentirnos parte de un todo más grande, un entramado complejo, y vivo.

Otro aspecto que me parece también interesante, es el proceso de colonización en América y en otras partes del mundo, que generó una estratificación cultural y social que nos dividió entre nosotros y al interior de nosotros mismos. Porque nosotros como mestizos solamente potenciamos nuestro lado blanco-occidental, pero ocultamos, dice Kush, nuestro indio, nuestro negro. O sea, nuestros otros lados, nuestros otros “otros”, esas otredades. También lo dicen Frantz Fanon, que tu herencia cultural si se quiere originaria, está atravesada por esa herida colonial. Y por otro lado tenemos este pensar binario, que nos dificulta mucho el hecho de pensarnos a nosotros porque siempre estamos en categorías quebradas, binarias, disyuntivas. Y precisamente estos saberes que mencionábamos apuntan a la complejidad de lo inclusivo, porque esos otros están participando como decíamos, de esa red. Por eso la urgencia de pensar un “nosotros”. Hay una expresión que se considera propia de las sabidurías africanas que es una traducción aproximada del concepto de “Ubuntu”, aunque el concepto “Ubuntu” es más complejo, pero se podría traducir esta idea de que yo soy, porque nosotros somos. O sea, mi identidad o mis procesos identitarios individuales son un efecto, un reflejo, una consecuencia de todo un entramado de otros. No soy, no puedo ser, no podemos ser sin los otros.