NATURALEZA HUMANA – Medardo Ávila


Enfermedades y pueblos fumigados



Medardo Ávila médico Pediatra y Neonatologo. Coordinador del Modulo Optativo: Determinantes Sociales de la Salud, de la Cátedra de Clínica Pediátrica del Hospital Nacional de Clinicas, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba. Integrante de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados. – www.reduas.com.ar


Nosotros lo que observamos es que ha cambiado la forma en que se enferma las poblaciones de las zonas agrícolas donde se siembra soja y maíz transgénico, y se utilizan cantidades crecientes de agrotóxicos año a año. Las poblaciones que están expuestas al contacto, ya sea porque lo respiran, o porque contaminan el polvo o el agua de esos lugares, tienen una forma de enfermarse diferente a la que tenían antes de que no tuvieran esta exposición. Principalmente tienen problemas respiratorios, problemas tipo asma, como ser en los niños, llega al 50%. Los niños necesitan usar broncodilatadores en aerosol, cuando normalmente en la Argentina la tasa de niños que usan broncodilatadores es del 10%. En estos pueblos encontramos el 50%, el 40%. Casi uno de cada dos chicos necesita broncodilatadores, varias veces al año porque se les cierra el pecho. Lo cual es un problema químico, irritativo. Después hay problemas reproductivos. Niños que nacen con malformaciones o embarazos que se pierden en frecuencias que son el doble o el triple de la media nacional. Y cánceres que también se han multiplicado. La gente se muere principalmente de cáncer, es la primera causa de muerte, desplazando a los problemas cardiovasculares, que es la primera causa de muerte de todo el país. Esta situación se da en todos los pueblos fumigados, ya sea de Buenos Aires, de Córdoba, de Chaco, de Salta, independientemente si son pueblos descendientes de inmigrantes europeos, si son pueblos de criollos, si son pueblos originarios, la problemática genera los mismos impactos. Lo que vemos es que hay una negación de esta situación, las autoridades tratan de que no se sepa, no se vea, saben de que esto está pasando, lo reconocen, en el Ministerio de Salud de la Nación están las estadísticas, ellos tienen trabajos que confirman lo que nosotros vemos y hemos hecho en las universidades. Pero el Ministro de Salud del gobierno anterior, con el cual pudimos hablar, nos dijo que la soja sigue siendo un importante ingreso de fondos para el Estado y ellos no podían ir en contra de eso, a pesar que enferma a la población y contamina al ambiente, debido a que hay intereses económicos que apuntan a tenerlo como algo oculto, que no se hable, que se resigna a la gente a aguantársela y ponen en duda de que esto realmente pase, ponen en duda de que no están seguros, como si no estaríamos seguros de que el cigarrillo produce cáncer… obviamente sabemos que el glifosato produce cáncer, ellos siguen poniendo en duda diciendo que no hay suficiente evidencia. Hay suficiente evidencia, lo que pasa es que hay muchos intereses económicos. Pero por otro lado la gente, que no está vinculada directamente, que no son los que se benefician económicamente con este negocio que te está enfermando, sí se manifiesta, sí se termina organizándose en grupos de vecinos autoconvocados, terminan reclamando a las autoridades que no los fumiguen, terminan organizándose y ganan en conciencia ambiental, en conciencia ecológica, que crece en el interior cada vez más y también en las ciudades. Por eso Monsanto no se puede instalar ni en Córdoba, ni en ninguna otra ciudad, ni cerca de ningún pueblo, porque todo el mundo sabe que esa planta te va a enfermar a vos y a tus hijos, y nadie está dispuesto a aceptarla. Entonces hay una situación dispar, por un lado las autoridades y los grupos y las capas sociales que se benefician del sistema de agricultura con venenos, siguen adelante y ocultan los efectos tóxicos y tratan de minimizarlos. Y por otro lado los pueblos fumigados que se defienden.