NATURALEZA HUMANA – Sergio Elguezabal


Balance económico y bienes comunes



Sergio Elguezabal es periodista, en la actualidad trabaja en medios públicos de la Ciudad de Buenos Aires. Conduce el programa radial Sábado Verde en radio de la Ciudad. – www.facebook.com/Sabado-verde


Con respecto a los bienes comunes creo que le imprimimos o las sociedades donde vivimos le imprimen una mirada que tiene que ver con una economía tradicional que claramente no beneficia a las personas. No nos beneficia porque todo ese balance que significa la economía a la cual adhiere buena parte del mundo, no beneficia a las personas. Para buena parte de lo que se desarrolla en torno a cada uno de nosotros, el transporte, la ropa que nos ponemos, la comida que consumimos, la educación que tenemos, tiene que ver con una distorsión que empieza justamente en la economía, que de algún modo, desprecia el valor del paisaje y el valor de los bienes comunes. Es decir, la degradación de esos bienes comunes nunca se ponen en el balance. Jamás cuentan. Entonces cuando hablamos de la comercialización de granos o carnes, no tenemos en cuenta, por ejemplo, el agua virtual que le llamamos y que en realidad es concreta porque ha sido necesaria para la producción de esos bienes y servicios. Por lo tanto, pagamos muy poco por lo que comemos, por lo que consumimos. No terminamos de entender acabadamente cuáles son esos valores. Tampoco ponemos en esa cuenta las emisiones que producimos cuando mandamos naranjas de acá a España y de España nos mandan naranjas del mismo tipo pero para venderlas acá, tratando de hablar de los beneficios del comercio internacional, de lo que significa la exportación. Sin atender la necesidad imperiosa de consumir local, consumir cerca, consumir sin agroquímicos, consumir de un modo más sano. De modo tal que la economía en general, me parece que nos presenta la gran distorsión de este tiempo ¿no? Y nos invita a revisar justamente esto, qué papel están jugando los recursos, los bienes comunes, lo que tenemos, en esa economía tan perversa, que deja afuera a millones de personas, que deja sin comer o sin una comida diaria a los latinoamericanos, hablando entre nosotros, que deja sin agua a chicos en el mundo entero, y que produce esta gran distorsión de la que todos podríamos sin necesidad de investigar mucho, darnos cuenta.
En definitiva, la visión economicista de las cosas nos ofrece una mirada distorsionada de lo que realmente pasa entre nosotros. Sería deseable poder mirar con un prisma diferente, que nos permita encontrar el verdadero valor de lo que nos rodea y que de algún modo nos constituya también.