NATURALEZA HUMANA – Sergio Federovisky


El modelo productivo y las poblaciones



Sergio Federovisky es biólogo, periodista ambiental y conductor del programa Ambiente y Medio por la Televisión Pública Argentina. Es autor de diversos libros relacionados con temas ambientales. – www.ambienteymedio.tv


Tomás Maldonado decía que el escándalo de la sociedad termina en el escándalo con la Naturaleza, es decir, que si una sociedad es desigual, es injusta internamente, necesariamente el modelo productivo que adopte va a tener ese sello. Yo podría agregar que eso es dialéctico y también se produce en el esquema inverso. Un modelo productivo pensado con características no sustentables, pensado solamente para la obtención de caja, un modelo productivo que tiende al monocultivo que es la contradicción a la esencia de la naturaleza, necesariamente deriva en una afectación mayor o menor, más temprano o más tarde, pero indudable, sobre la salud de la población.


Y en este caso, la insustentabilidad del modelo, la condición de monocultivo que tiene (estamos hablando de un 70% de la superficie cultivable sembrada con una sola especie), conduce a que la demanda original, quizás hasta si se quiere, pensada de manera lógica en cuanto a dosis del agrotóxico que va adosado a la semilla transgénica, necesariamente va incrementándose por las propias características del cultivo y las propias características del modelo agropecuario. Y eso hace que solamente en los últimos diez años, la Argentina haya multiplicado por diez la dosis de agroquímicos, entendido esto en litros de agroquímicos que caen sobre los campos y sobre las personas, en solamente diez años.

Esto hace a una afectación de la salud en términos directos e indirectos. Los directos son aquellos que están derivados tanto de la mala praxis, aquel que aplica más de lo que tiene que aplicar, como de esta demanda que el mercado le hace al productor de que cada vez tiene que tener mayor productividad y esa productividad sólo se logra añadiendo más dosis de agroquímicos. Pero también hay una afectación mediata o indirecta, tanto en término de tiempos como en términos geográficos, y es esta confirmación de que la aplicación de los agroquímicos en el campo luego genera, por el modelo de producción industrializado de alimentos que está adosado a ese esquema, una llegada de todos esos agroquímicos en dosis tremendas al consumidor en las ciudades. Desechando incluso esta hipótesis falsa de que el glifosato quedaba afincado en el suelo y no se transportaba a lo largo del espacio… todo esto ha quedado demostrado que es falso. Lo que tenemos entonces es una agroindustria que cada día depende más de la ingente cantidad de aditivos en forma de venenos que se le vayan agregando.

Y esto tiene un costo social en salud, en afectación a la salud, directo. Lo curioso, o mejor dicho, lo que deviene de mirar las cosas linealmente como se las mira en este esquema, es que lo que el Estado gana entre comillas por este superávit de caja que supone el monocultivo, lo pierde luego en atención a la salud primaria y en atención en la salud por mayor cantidad en afectaciones en cáncer, malformaciones, etc., etc. Está demostrado, por ejemplo, que en localidades como Monte Maíz en el sur de Córdoba, la tasa de prevalencia, malformaciones y abortos espontáneos, supera entre dos y tres veces el promedio nacional; y el único elemento entre comillas contaminante que hay en un lugar como Monte Maíz es el agrotóxico, no hay otra cosa. Por lo tanto ahí es posible inferir cómo la creciente incorporación de los agroquímicos en la agroindustria, deriva necesariamente en una pérdida de la calidad de salud de la población. Y por supuesto esto viene cada tanto tiempo adosado o teñido con situaciones dramáticas como la muerte de chicos, ahí sí por mala praxis, por codicia, por avidez… pero son todos subproductos del sistema. El sistema es el que permite que esa codicia, esa avidez, prevalezcan a la hora de la producción. Nunca es un problema de una persona, siempre es un problema de un sistema, y por eso hay un Estado. El Estado por acción o por omisión, avala o incluso estimula este modelo. Y este es un modelo que sólo funciona con un combustible cada vez mayor de veneno, porque los agrotóxicos están diseñados para matar y este creciente uso de veneno, necesariamente va a tener un impacto negativo sobre la sociedad, a la cual presuntamente ese superávit de caja pretende favorecer.